El impulso de comprar sin control puede arruinar el presupuesto de cualquier persona, incluso si se tiene el buen habito de ahorrar. Lo cierto es que la mayoría de las veces este es un impulso difícil de resistir, pero afortunadamente hay formas en las que podemos evitar las compras impulsivas y gastar de más.
Uno de los mejores consejos para evitar comprar de forma impulsiva es seguir la llamada “regla del tiempo”, en la cual cuando ves algo que te gusta y que quieres comprar, te obligas a esperar una cierta cantidad de tiempo antes de comprar ese producto. Cuanto más tiempo sea, mucho mejor; solo si al final de ese lapso de tiempo todavía estas firmemente convencido de hacer la compra, entonces y solo entonces, deberás comprarlo.
También es un buen consejo No comprar cuando estas molesto o cuando te sientes triste. Es muy fácil buscar un producto, ya sea comida, ropa o algo más, con la intención de animarte cuando te sientes infeliz. En otras palabras, compras el producto no porque realmente sea un articulo que necesites en realidad en tu hogar, sino más bien porque piensas que con ello te sentirás mucho mejor, sin embargo, eso raras veces sucede.
Otra de las cosas que puedes hacer para no comprar impulsivamente es considerar cambiar el cómo y el dónde compras. Por ejemplo, a muchas personas les gusta comprar online ya que ellos simplemente acceden a la tienda online, agregan su producto al carrito de compras y listo, hacen caso omiso a cualquier objeto extraño. Por el contrario, cuando se compra en una tienda física se esta más expuesto a otros productos y es más fácil terminar comprando cosas que no se necesitan.
Ahora bien, si vas a ir de compras, preferiblemente que lo hagas sola o acompañada de personas no tengan problemas con que compras de forma impulsiva. Este tipo de personas puede de hecho alentarte a comprar más y convencerte de que con tal o cual producto te veras increíble. Si deseas ir de compras con tus amigas, asegurate de escoger aquellas que tengan buenos hábitos de consumo y que sepan como resistirse a la tentación de un buen bolso o un vestido de diseñador.